EL BULLYING: UN DOLOR INVISIBLE QUE PUEDE MARCAR TU FUTURO

 

Cada 2 de mayo se conmemora el Día Mundial Contra el Bullying, una fecha que nos invita a reflexionar sobre uno de los problemas más persistentes en las escuelas de todo el mundo. El bullying, o acoso escolar, es un fenómeno que no solo afecta a las víctimas en el presente, sino que puede tener consecuencias profundas en su bienestar emocional y físico a largo plazo. Especialmente en adolescentes, cuya mente y cuerpo aún están en pleno desarrollo, y donde el impacto del acoso va mucho más allá de las humillaciones y el dolor psicológico que sufren a corto plazo.

El cerebro de un adolescente está en una etapa crítica de desarrollo. Durante la adolescencia, las conexiones neuronales se están formando y reorganizando, un proceso que es fundamental para la maduración emocional, cognitiva y social. En este contexto, el bullying puede alterar profundamente esta etapa del desarrollo.

El dolor emocional derivado del bullying fruto de la constante exposición a situaciones de violencia psicológica puede generar una profunda angustia que puede tener repercusiones a largo plazo en el plano psicológico y dar paso a alteraciones en la conducta, como el aislamiento social, el desarrollo de trastornos alimentarios, o incluso el abuso de sustancias como una forma de manejar el sufrimiento.

Lo que muchos no saben es que el impacto del bullying no siempre queda circunscrito al ámbito emocional. Diversos estudios han demostrado que el estrés crónico generado por situaciones de acoso escolar puede desencadenar trastornos físicos que afectan a los adolescentes durante toda su vida. El estrés prolongado activa constantemente el sistema de respuesta al estrés del cuerpo, lo que puede alterar el equilibrio hormonal, aumentar la inflamación y modificar la función inmunológica. Todo esto crea un caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de enfermedades crónicas en la edad adulta.

Una de las consecuencias más frecuentes del estrés crónico es el dolor físico crónico, una condición en la que los adolescentes que han sufrido bullying pueden ser más susceptibles en el futuro. El dolor crónico puede manifestarse en diversas formas, como dolores de cabeza, trastornos musculoesqueléticos, trastornos gastrointestinales y otras afecciones que no siempre tienen una causa física clara.

Investigaciones recientes sugieren que las emociones de un individuo pueden determinar la probabilidad de sufrir dolor crónico. Y es que las emociones y el estrés emocional crónico pueden influir tanto en la percepción del dolor (aumentando su intensidad o alterando la calidad del mismo) como en su duración, pudiendo prolongar el dolor y dificultar la recuperación.

Desde Sedalux queremos visibilizar el problema del dolor y hacer que importe (“MAKE PAIN VISIBLE AND MAKE PAIN MATTER”). El bienestar de los jóvenes no debe tomarse a la ligera y es crucial entender que el dolor que experimentan los adolescentes víctimas de bullying no siempre es visible, pero sus efectos a largo plazo pueden ser devastadores. Los padres, educadores y la sociedad en general debemos trabajar juntos para crear entornos seguros, inclusivos y respetuosos que prevengan el bullying y ofrezcan apoyo a aquellos que ya lo han sufrido.

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