El dolor al tatuarse no es igual en todo el cuerpo. Hay zonas con más terminaciones nerviosas o con menos grasa subcutánea que resultan especialmente sensibles. Las costillas, el cuello, la cara interna del brazo, las muñecas o los tobillos suelen ser áreas donde el dolor se intensifica. Lugares como las axilas, el pecho, el rostro, los dedos o la zona genital resultan muy difíciles de aguantar. En cambio, zonas como los muslos, los glúteos o la parte externa del brazo suelen ser más tolerables para la gran mayoría.
Cualquier parte del cuerpo se puede tatuar con anestesia, pero generalmente la gente la usa para tolerar esas zonas más sensibles o aguantar sesiones más largas.
En los últimos años, ha aumentado su uso porque el mundo del tattoo se ha profesionalizado y los trabajos cada vez son más complejos y costosos. Hemos pasado de tatuar un tribal o un ancla a realizar proyectos de extremidades completas con obras de arte repletas de detalles y tinta; por lo que, las sesiones cada vez más largas se hacen también más pesadas. Incluso ahora, gracias a servicios profesionales de anestesia para tatuajes como Sedalux se están realizando piezas inimaginables de 7 y 10 sesiones en tan solo 8 horas y sin ningún dolor.
Si buscas tatuarte con “anestesia profesional para tatuajes” te recomendamos que no lo hagas con cualquiera y que te informes bien antes. Pregunta a varios proveedores, contrasta sus fuentes y déjate aconsejar únicamente por personal médico experto en la materia. Porque un “profesional anestesista con más de 20 años de experiencia” no es suficiente, debe ser un médico anestesiólogo con larga experiencia en la anestesia profesional para tatuajes que pueda asegurarte que individualizará su técnica anestésica a las condiciones del paciente y al tipo de tatuaje y zona que se quiere realizar.
El pecho es una de las zonas más delicadas para tatuar, sobre todo cerca del esternón y las clavículas, donde la piel está pegada al hueso y la sensibilidad es alta. Por eso, usar anestesia puede hacer una gran diferencia, especialmente en proyectos grandes o detallados que requieren varias horas o sesiones. La anestesia tópica puede ser útil para áreas pequeñas, pero para sesiones más largas y zonas sensibles del pecho, la anestesia local o profesional es la opción más segura y eficaz para que puedas estar cómodo y sin dolor durante el proceso.
La espalda es un lienzo amplio y con zonas que varían en sensibilidad. Las partes cercanas a la columna vertebral, las costillas o los omóplatos suelen ser bastante dolorosas, mientras que las áreas con más músculo y grasa, como la parte baja, se toleran mejor. Para tatuajes grandes, como una pieza completa o un mural, la anestesia profesional es especialmente recomendable para evitar fatiga y dolor intenso durante las largas sesiones.
Las mangas son proyectos ambiciosos que pueden durar muchas horas e incluso varias sesiones. El brazo tiene zonas con diferentes niveles de dolor: la parte externa suele ser más tolerable, pero la cara interna, cerca del codo y la axila, es muy sensible. La anestesia local o profesional es la más adecuada para estas sesiones largas porque permite controlar el dolor en toda la extensión del brazo y facilita el trabajo del tatuador sin comprometer la calidad.
Al igual que los brazos, las piernas enteras son un gran proyecto de tatuaje que implica muchas horas de trabajo. La sensibilidad varía: la parte frontal del muslo y la pantorrilla son más tolerables, pero zonas como la parte interna del muslo, la rodilla o el tobillo son bastante dolorosas. Para sesiones largas o tatuajes muy detallados en estas áreas, la anestesia profesional garantiza que puedas soportar el proceso sin dolor.
Dependiendo del tipo de anestesia que se aplique la calidad del tatuaje puede verse afectada. Sobre todo cuando se usan cremas de anestesia tópica, la capa superficial de la piel se endurece tras la absorción de la crema y se hace más resbaladiza si se aplica en exceso. Todo ello hace que afecte a la precisión en las líneas del tatuador, que resulte más difícil inyectar la tinta y deba hacer más presión de la habitual y, con todo, que el tatuador necesite mayor tiempo de trabajo y/o afecte en mayor medida a la calidad final del tatuaje.
Con la anestesia local también podría pasar algo similar pero si es administrada por personal no cualificado, además que no está exenta de complicaciones graves.
Con la anestesia general o “anestesia profesional para tatuajes” esto nunca pasa. Porque los fármacos que se administran para asegurar la experiencia sin dolor no se aplican directamente sobre la piel, de manera que todos ganan: el tatuador tiene un lienzo en perfecto estado pudiendo trabajar cómodamente durante el proceso creativo y el cliente no sufre nada durante la sesión. Además, el anestesiólogo experto en tatuajes sin dolor aplicará determinados tratamientos con los que suprime el ardor, inflamación y supuración del final de la sesión, facilitando la recuperación de la piel, evitando complicaciones y mejorando el resultado global de la curación posterior.