EL ANESTESIÓLOGO QUE DESCUBRIÓ EL EFECTO PLACEBO

 

Cuando los aliados luchaban por liberar Europa del dominio nazi durante la Segunda Guerra Mundial, la demanda de morfina en los hospitales de campaña era muy grande y escaseaba cuando en los enfrentamientos se producían muchas bajas. A veces incluso había que operar sin anestesia. En una de esas ocasiones, Henry K. Beecher, un anestesista estadounidense estando en el frente del sur de Italia, se disponía a operar sin morfina a un soldado que tenía unas heridas muy graves. Entonces sucedió algo increíble: una de las enfermeras le inyectó una solución salina y, para sorpresa de Beecher, el soldado se tranquilizó de inmediato. No solo no sintió casi dolor durante la operación, sino que tampoco tuvo ningún efecto cardiovascular. Al parecer, “el agua salada actuó como un potente anestésico”.

Beecher empleó este nuevo “truco” cada vez que se quedaba sin morfina, y funcionaba. Acabada la guerra y de regreso a los Estados Unidos, Beecher se dedicó a investigar más a fondo sobre el “efecto placebo”: la impactante capacidad de la mente para provocar cambios reales en el cuerpo, simplemente creyendo en el tratamiento que se le administra.

Beecher revisó 15 ensayos controlados con placebo de tratamientos para el dolor y otras dolencias. Los estudios involucraron 1.082 participantes y encontraron que, en general, el 35% de los síntomas de los pacientes se aliviaron solo con placebo. Fruto de ese trabajo, en 1955 publicó su famoso artículo “The Powerful Placebo”, que estaba destinado a convertirse en un clásico pues, entre otras cosas, señalaba la importancia del placebo en la investigación médica.

Pero Beecher no fue el primero en utilizar el término 'placebo'. El primero fue T. C. Graves en un artículo en la revista The Lancet en 1920. Lo que hizo que se le conociera fue su artículo “Ética e Investigación Clínica”, donde se propuso llamar la atención sobre una debilidad en la ética de la investigación, alertando con críticas explosivas a la comunidad médica de su época de la necesidad de que los ensayos clínicos se realizaran controlados por placebo con la técnica del “doble ciego”; hoy en día el protocolo estándar a la hora de comprobar la eficacia de un medicamento o una vacuna.

Pero esto no es lo único a lo que este anestesiólogo ambicioso y polémico llegó a contribuir. Si quieres saber más, te lo contamos AQUÍ. 😉

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