
La mente humana sigue siendo uno de los mayores misterios para los científicos. Aunque ya vamos sabiendo muchas cosas de su funcionamiento, conceptos como la consciencia o sus efectos en nuestra salud están todavía lejos de comprenderse totalmente.
Un innovador estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Harvard revelaba que la forma en que percibimos el paso del tiempo puede afectar directamente la velocidad de curación de nuestras heridas físicas. Este hallazgo, publicado en la revista Nature Scientific Reports, desafía las concepciones tradicionales sobre la relación entre mente y cuerpo.

En el estudio, se provocaron heridas leves en un grupo de voluntarios sanos y se manipuló su percepción del tiempo mediante relojes modificados. Los participantes fueron divididos en tres grupos: uno que percibía el tiempo como más lento, otro que lo percibía como normal y un tercero que lo percibía como más rápido. Sorprendentemente, los resultados mostraron que aquellos con una percepción del tiempo más rápido experimentaron una curación significativamente más rápida en comparación con aquellos que percibieron el tiempo como más lento, a pesar de que el tiempo real transcurrido era el mismo en todos los casos. Así pues, la curación física se vio directamente afectada por la experiencia psicológica del tiempo de cada sujeto, independientemente del tiempo real transcurrido.
Aunque la influencia de la mente sobre la salud suele enmarcarse dentro del campo de las emociones —como el efecto que provoca el estrés en la inflamación y la función inmune, o cómo afecta el dolor crónico a nuestra salud mental o el efecto placebo en determinados medicamentos —, este hallazgo subraya la conexión que hay entre mente y cuerpo, sugiriendo que nuestra percepción subjetiva del tiempo puede influir en procesos fisiológicos como la curación de las heridas. Los investigadores creen que estos hallazgos abren la puerta a nuevos estudios que tengan en cuenta cómo aspectos psicológicos (o factores abstractos como el tiempo) influyen directamente en la salud física.
Investigaciones como esta, sobre la curación de las heridas, tienen especial relevancia en el proceso del tatuaje, donde hay una lesión de la piel y un posterior proceso de reparación; la llamada “curación del tatuaje o healing process”, que pasa por varias fases.

Desde Sedalux, donde hemos acumulado una dilatada experiencia en anestesia para tatuajes, hemos observado que todos nuestros proyectos presentan un proceso de curación acelerado, donde la formación de costras puede acontecer sobre el 4º día, la descamación se ha completado ya antes de los 10 y la curación completa no excede las 2 semanas.
Estos tiempos, notablemente más cortos para lo que se espera en un tatuaje tradicional, posiblemente estén ligados a todas las maniobras terapéuticas y estrategias de prevención y control del dolor (Preemptive & Preventive Analgesia) que aplicamos de manera protocolizada durante la fase pretransproceso, con las que conseguimos: 1) disminuir el daño o lesión sobre la piel (y que ésta responda mejor a ser tatuada) y 2) prevenir la sensibilización periférica.
Pero, si los investigadores de Harvard creen que la percepción del tiempo influye en la velocidad de curación de las heridas, ¿y si la propia sedación para tatuajes, que altera el estado de consciencia y modifica nuestra percepción del paso del tiempo, fuera un factor responsable añadido de ese beneficioso proceso de curación acelerado que experimentan todos nuestros pacientes?
Nuevas líneas de investigación sobre la unidad mente-cuerpo se abren ante nuestros ojos.